Hambriento de almas en pena
Caído de los anchos cielos
No descansarás hasta sembrar
La semilla de los fríos hielos
Rojo de sollozos el horizonte
Escurre la sangre de agonía
Así extingues la vida...
Boqueando en salvación tardía
Debajo de tu aleteo maligno
Otro imperio has conquistado
En aquellos jóvenes corazones
Ilusorios sueños has depositado
Tus alas parecen cortar
Los vientos huelen a sangre
Monarca de los sonámbulos
Dormir es... es inevitable
Condenados bajo tu autoridad
Y el abrigo de tus alas
Que perforan y aplastan
Soplando como balas
Llevados con dolor y exterminio
A tu manantial hirviente
Todas nuestras almas juntas
Te aguardan inconscientes